Amanecia en la montaña
donde la naturaleza brindaba
a pleno su belleza.
En frondosos árboles llenas sus ramas
de nidos están,donde los pájaros entonan
sus trinares para llenar de dulces melodías
el lugar.
Más allá un pequeño lago y ha sus orillas
flores de diversos colores.
Un hermoso jardín de rosas,claveles y jazminero
desvordado de blancos y delicados jazmines.
El sol con sus dorados rayos juguetea tratando de entrar
entre las blancas cortinas de gaza que mueve una suave briza.
Más la casa parece vacia púes todo en silencio está.
Vajo el humbral que dá al jardín sentada en la hamaca
María está, cuya mente se ha perdido en el tiempo
de donde no quiere regresar.
Solo recuerda ese atardecer de enero en el establo
con olor a heno,donde a su querido Juan su amor entregó.
Vivieron un gran amor,que apenas unos meses duró
Y un día cuando caía la tarde dejó entre sus manos
una rosa robada de algún jardín susurrando en sus oídos
un adíos y un ¡te quiero! Más despúes se marcho.
Se levanta suavemente la dulce María va en busca
de la rosa que marchita en un viejo libro dejó.
Vuelve nuevamente apretandola contra su pecho.
Lágrimas de sus ojos azules brotan se sienta nuevamente
como perdida en sus recuerdos,mira hacia el camino,
suspira pensando que quizás un día su Juan regresará.
La gente del pueblo al verla murmura ahí está la bella María
que perdió la razón desde esa tarde cuando se alejo su querido Juan