La tarde se va adormeciendo.
El sol quiere serrar sus ojos.
El cielo se tiñe de un color rojizo
anunciando un amanecer con viento.
El lucero comienza a parpadear
en el cielo azulado.
La luna se asoma entre las nubes.
El inmenzo mar ruje golpeándo sus olas
con fuerza contra las rocas desgastadas
por el tiempo,cubiertas de muzgo.
Todo es un bello paisaje.
María apreta contra su pecho
su abrigo,tratando de darce calor.
Mientras una suave briza húmeda
roza sus mejillas y mueve son cabellos
largos y renegridos.
Suspira profundamente.
De sus ojos verdes esmeralda las lágrimas
brotan empañando su mirada.
Se anuda su garganta quiere
gritar el nombre de su amado.
Su querido Juan.
En su mente las imágenes vienen y van.
Los recuerdos,de esos años felices vividos con Juan.
Y aquella tarde cuando la barca se alejaba
llevándoce a su querido Juan.
Luego la noche,que recive la noticia.
Que su barca una gran tormenta destruyó.
Vuelve a suspirar,mirá detenidamente las aguas,
se acerca a la orilla.
Susurra palabras llenas de tristeza,.
Solo murmura pidiéndole a Dios.
LLévame a su lado,porque sin él mi vida
ya no es vida,
y ésta herida que mi corazón no puede serrar.
Abre sus brazos como alas ,cual pájaro quiere volar.
Caé sobre las olas del mar,
que la llevan quien save hasta donde irá.
Dicen los lugareños,que en cada atardecer susurra el viento
la voz de María llamando a su querido Juan