Estaba amaneciendo,las nubes
comenzaban a cubrir la luna
que deseaba descanzar.
El sol despertaba y con sus dorados rayos
entiviaban el lugar.
Maía despertó,se levanto como tantos días.
Con sus manos temblorosas lavo su cara,la secó,
se puso sus calzas negras,la bluza blanca,
su chaleco negro.
Y en su cuello la cadenita que Juan le havía regalado.
Preparo el desayuno,luego escrivió unas linias en un papel,
miró tras el ventanal el bello paisaje,lo entreabrio dejando
que la suave briza de la mañana moviera las cortinas
de seda.
Un perfume a jazmines invadió todo.
Suspiró y sintió deseos de salir a cabalgar,púes hacia mucho
que no lo hacia.
Su vida havía cambiado mucho ,desde que Juan partió
a tierras lejanas.
De pronto, la imagen vino a su mente cuando encontró aquella
mañana de otoño sobre la mesita la carta, donde Juan
se despedía con unas pocas lineas.
-María,perdóname,he desidido alejarme.
-No estoy seguro,de mi amor por tí.
-No esperes por mí.
-No sé si volveré.
Juan.
María suspiro´, respiró profundamente.
En su corazón la herida no havía serrado.
Los años fueron pasando,más juan no volvía.
Sola quedo en esa casa llena de recuerdos.
Su alma y su corazón con mucha tristza.
Un rayito de sol rozo sus mejillas al habrir
la puerta.
Se dirijió al hestablo, preparo a su querido
caballo hazabache.
Se sento sobre la silla,tomo las riendas y
salio al galope hasta llegar a la arena húmeda
que besaba las olas del mar.
Un nudo serró su garganta,un dolor sintio en su pecho,
quería gritar su nombre,tiró con más fuerzas
las riendas para que azbache corriera mas,
de pronto cayo sobre la arena y sobre ella
su corazón dejo de latir,su azabache quedó junto a ella.
Quienes la encontraron vieron en sus labios una
dulce sonrisa y en su mano un papel donde decia,
-Me voy en busca de mi Juan