Apenas el sol se asoma
derramando pinceladas doradas
sobre el alba tituviante,
queriendo una filtrarce entre las cortinas
de la pequeña habitación.
Los pájaros regalan sus trinares mesclándoce
de a poquito con el despertar de la mañana.
El rocio besa los pétalos de los rosales
deslizándoce cual perlas.
Y yo sola,sola yo y mi soledad,aquí tras el ventanal
mirando hacia el camino que lleva hacia la pequeña ciudad.
Más de pronto,desde la radio se siente aquella hermosa melodía.
Los recuerdos vienen a mi mente como imágenes de una
película que jamás pude olvidar.
De aquel atardecer sentados en el viejo banco en el jardín,
escuchando la misma melodía.
Tun manos dulcemente tomaron las mías y mirándome a los ojos
dijiste ¡Te quiero!.
Un beso en mis labios pusiste y luego en dulces besos
se convirtieron.
Luego tus manos tomaron mi cintura,
mi corazón latía a mil,parecía salirce del pecho.
Mis manos temblaban y mis labios dijieron un
¡Te quiero!.
Nos juramos un amor eterno.
Vivimos un gran amor,pero al cumplirce los 8 años,
una mañana al levantarme sobre la mesita de luz
encontre una carta,donde solo decias,
-Adios amor.
-Perdóname devo alejarme,lo nuestro fue hermoso,
no quiero engañarte más.
-Alguien espera por mí,
No existe un mañana juntos para los dos.
La llama del amor por tí se apagó,
-no esperes por mí pues no volveré.
Adios.
Me alejo del ventanal,quiero serrar ese pasillo de mi mente
de tantos recuerdos,que solo me lleva al havismo
una vez más.
Coloco sobre mis cabellos el sombrero de alas anchas,
lágrimas brotan de mis ojos,ruedan por mis mejillas dejando
un savor amargo en mis labios,las seco con mi pañuelo,
abro la puerta,una suave briza besa mis mejillas,
mis piernas estan déviles,más intento caminar,
comienzan de a poquito a tener más fuerzas,
mientras le pido a Dios que me ayude a olvidar.